La Máquina Lavadora
En este informe EIA logra documentar por primera vez la exportación e importación sistemática de madera ilegal de Perú a EEUU. Aquí no se cuenta una historia nueva: la corrupción en el sistema forestal y cómo funciona es algo que todos en el sector conocen. El aporte de EIA está en haber identificado y recolectado pacientemente las piezas y haber armado el rompecabezas para develar el mecanismo que permite realizar este comercio, y al que llamamos “la máquina lavadora”.
La investigación de EIA se enfocó en reconstruir la ruta que sigue la madera desde la Amazonía hasta los almacenes de los importadores en EEUU, utilizando documentación oficial obtenida a través de la ley Peruana de transparencia. Las piezas de esta cadena se han mantenido intencionalmente desconectadas para perpetuar la confusión sobre el origen la madera Peruana. EIA logró reconstruir la cadena de custodia para el comercio de cedro (Cedrela odorata) y caoba (Swietenia macrophylla) porque ambas especies están protegidas bajo la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y por lo tanto requieren documentación especial para su exportación. El mismo modus operandi viene siendo utilizado para otras especies, pero como la información es aún más escasa sobre el comercio de especies no-CITES, en estos casos resulta virtualmente imposible conectar las concesiones de origen con los cargamentos exportados.
Cruzando la información pública obtenida sobre
(a) las supervisiones realizadas por el Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (OSINFOR) a una serie de concesiones madereras
con
(b) la documentación de los permisos CITES para la exportación de caoba y cedro, EIA identificó más de cien embarques con madera de origen ilegal que fueron exportados de Perú a EEUU entre enero del 2008 y mayo del 2010 - esto es, más del 35% del total de estos permisos CITES de Perú a EEUU para ese periodo.
La tala ilegal es un negocio lucrativo. Con excepción del transporte, los costos son bajos y no hace falta preocuparse por salarios decentes o prácticas ambientalmente responsables. Un árbol grande de la selva puede producir alrededor de tres metros cúbicos de madera de calidad de exportación y los exportadores pueden recibir unos US$1,700/m3 de caoba o US$1,000/m3 de cedro.1 Los precios son aún mejores en el mercado de EEUU: la madera de un árbol de caoba Peruana se puede vender en US$11,000 y la de un cedro en más de US$9,000.
Entre enero del 2008 y mayo del 2010, el principal exportador Peruano, Maderera Bozovich, exportó bajo 152 permisos CITES, el 45% de los cuales incluyó madera de origen ilegal. Es probable que más supervisiones en campo descubran que estos porcentajes son en realidad mayores.
Más allá del caso Peruano y más allá del sector forestal, este informe plantea una problemática que aplica a todo el comercio internacional de flora y fauna silvestre: un “sello” en un documento oficial no es garantía suficiente de la legalidad del producto. Este tema cobra suma importancia en el contexto de normas como la Ley Lacey, donde el comprador es responsable legalmente por las posibles ilegalidades del producto, incluso si no tenía la intención de comprar productos ilegales.
Esto significa que los importadores tienen que ir más allá de pedir un documento con un sello para realmente cumplir con la ley y tener seguridad respecto del origen legal de los productos en cuestión. Para el Perú esto podría tener duras consecuencias ya que, si los importadores concluyen que no pueden confiar en el monitoreo de las autoridades nacionales, es posible que opten por proveedores de otros países cuyos sistemas de control ofrezcan mayores garantías sobre la legalidad del origen del producto.
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